‘Santas Mujeres’, patrimonio discreto

17 de abril de 2024

La sacristía de la iglesia de San Miguel, en Valladolid, acoge desde el 17 de abril y hasta el 30 de junio la exposición ‘Santas Mujeres’ que ha sido organizada por la parroquia y que cuenta con la colaboración de la Fundación Las Edades del Hombre.

Tras el éxito alcanzado con la iniciativa ‘Los Padres de la Iglesia’ en 2023, con la muestra que reunía los bustos del templo que habían participado de ‘Transitus’ en la catedral de Plasencia, la iglesia de San Miguel quiere seguir mostrando su rico patrimonio , en especial aquellas piezas más desconocidas o que no ocupan un lugar principal.

El fin con el que la Fundación refuerza esta exposición es el de reforzar el patrimonio religioso como un elemento de dinamización y mostrar su potencial como estímulo cultural. Con ello se persigue la promoción del turismo religioso como atracción, estableciendo puntos que puedan formar itinerarios patrimoniales de arte sacro en ciudades o que puedan ser un foco revitalizante en territorios demográficamente deprimidos, como lo son muchas comarcas de Castilla y León.

La exposición y su contenido

El escultor Gregorio Fernández realizó para el testero de la actual iglesia de San Miguel y San Julián dos retablos dedicados a San Francisco Javier y a San Ignacio de Loyola. Ambos fueron elaborados con una estructura novedosa para la época al tomar como modelo el diseñado por Girolamo Rainaldi para el Vaticano.

Estos retablos muestran una rica iconografía, destacando en esta ocasión los bustos de Santas Mujeres presentes en ellos. En concreto ocho: Santa Margarita, Santa Inés, Santa Catalina y Santa Bárbara en el retablo de San Ignacio y Santa Apolonia, Santa Cecilia, Santa Águeda y Santa Lucía en el de San Francisco Javier. Estos bustos fueron realizados a modo de relicarios, aunque nunca fueron utilizados para tal fin.

El 12 de marzo de 1622, el papa Gregorio XV canonizó a San Ignacio y a San Francisco Javier. Pero ya unos años antes, concretamente en 1613, se conoce por una escritura de concierto que los Velázquez y Gregorio Fernández se comprometían a construir estos dos retablos colaterales para la iglesia de San Ignacio. Fernández figura en estos documentos como escultor de los relicarios, incluidos los que son objeto de esta exposición. En 1622 la traza de los retablos fue modificada, respetando las esculturas ya realizadas anteriormente.

El retablo de terminó San Ignacio en el año 1623 y el de San Francisco Javier en el año 1624. Por tanto, celebramos en estos años el cuarto centenario de su hechura.